miércoles, 3 de septiembre de 2008

F1

Una vuelta a Spa-Francorchamps con Alex Wurz





"Spa-Francorchamps es un circuito a la antigua
que resulta muy atractivo. Lo tiene todo:
colinas, curvas rápidas y rectas largas.
Resulta siempre muy agradable visitarlo,
aunque el tiempo puede ser bastante
imprevisible. En un lapso de 10 minutos
se puede pasar de un sol resplandeciente
a un fuerte chaparrón, por lo que correr
en Spa es un poco más angustioso y complicado".
"La vuelta es increíblemente larga y, en
conjunto, es muy veloz. Sólo hay un tramo
corto hasta la primera curva, La Source,
y la salida es lo único que importa,
porque la velocidad se puede mantener
hasta la colina de Les Combes. Eau Rouge
es sencilla para los coches con motor V8,
pero hay tomarla de manera inteligente.
Si se volantea demasiado, se pierde la
velocidad por el exceso de fricción en
las ruedas".
"La recta hasta Les Combes se hace
directamente en séptima y no se frena
hasta llegar al final del bordillo de
la izquierda, que tiene unos 60 metros.
Es una combinación de derecha-izquierda-derecha
totalmente interconectada, por lo que es fácil
pasarse en el primer giro a derecha, que se
toma en tercera porque de lo contrario se
arruinaría el ritmo para las dos curvas
siguientes. Si eso sucede, se pierde
medio segundo como mínimo".
"En la bajada hacia la horquilla Rivage,
en la octava curva, se engrana la quinta
antes de reducir a segunda para la curva.
Es un punto muy resbaladizo y se pasa por
un bache gigantesco en la frenada, que
dificulta la reducción de velocidad del
coche. No importa qué reglaje se haya
elegido, aquí siempre hay subviraje.
La salida es ligeramente peraltada, y
al carecer de control de la tracción
los pilotos tienen que luchar todo el
tiempo con la cola del coche".
"La curva 9 es bastante rápida y a
la izquierda, y se toma en cuarta.
Se roza el freno sólo para estabilizar
la parte trasera, antes de girar y de
utilizar los pianos en el vértice y en
la salida. Los límites del auto aparecen
de pronto y casi no hay espacio para
escorarse, por lo que hay tener mucho
cuidado para no pasarse".
"A continuación viene Pouhon,
un doble giro a izquierda sumamente
rápido. Se llega en sexta y en la
clasificación se frena un poco y
se levanta el acelerador a la mitad.
Creo que es una de las curvas más
difíciles de la vuelta porque se
trabaja siempre en los límites del
monoplaza, y aunque se rueda a una
velocidad máxima de giro de unos 230 km/h
(143 mph), uno siempre siente que puede
imprimir mayor velocidad en cada vuelta".
"Después hay una recta corta antes de
llegar a la chicane de Fagnes, donde
hay un giro muy tardío a derecha. El
asfalto tiene mucho agarre y hay que
utilizar los pianos, por lo que se
puede ir a gran velocidad. Viene luego
otra recta corta antes de entrar en la
cuarta curva, que es resbaladiza
y de la que hay que salir
bien, porque se entra de lleno en la
parada de autobús. Es una curva que se
toma en tercera y en la salida uno observa
cada centímetro del bordillo".
"Se entra directamente en la curva a
izquierda de Blanchimont y se llega a
la chicane de la parada de autobús,
que se reformó en 2006 y es ahora
mucho más lenta. Se pasa a un vértice
en la curva a derecha y a continuación
hay que luchar con la falta de tracción
en la salida. Prefería la antigua parada
de autobús, que tenía una segunda salida
más directa y uno salía a tumbos hacia
la valla. Era muy divertido".

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